Para Mina, acompañar a una persona en su proceso terapéutico es mucho más que una intervención clínica: es una exploración compartida hacia el corazón de lo que duele, de lo que bloquea, de lo que pide ser comprendido.

Especializada en ansiedad, depresión y trauma, su mirada terapéutica profundiza en los orígenes del malestar, explorando cómo la historia personal, las emociones intensas o los patrones de respuesta aprendidos impactan en la forma de sentir y relacionarse con el mundo. Su trabajo se basa en una escucha activa, empática y sin juicios, donde cada emoción —por incómoda que parezca— es tratada con respeto, apertura y sentido.

En sus sesiones, crea un espacio seguro desde el cual observar y dar sentido a lo que está ocurriendo, acompañando cada proceso con paciencia, claridad y una profunda comprensión del mundo interno. Porque el objetivo no es forzar el cambio, sino facilitar una transformación consciente, que permita habitarse con mayor equilibrio, libertad y autenticidad.

Para Mina, cada persona tiene su propio ritmo, su propia historia, y su propia manera de sanar. Y es en ese reconocimiento donde empieza todo proceso de verdad.